La memoria a menudo comienza por “resbalarse” en pequeñas cosas, como olvidarse de hacer una reserva en un restaurante o extraviar un documento importante. Y aunque algunos casos pueden ser atribuidos a la distracción, otros son un buen recordatorio de que, al igual que con el resto de tu cuerpo, lo que haces en el día a día tiene un impacto en tu cerebro. Existen ciertas interrelaciones entre determinadas actividades, hábitos e incluso alimentos con la capacidad para recordar y mejorar la concentración.
Tenemos que pensar en el cerebro como un músculo y ejercitarlo. La mejor manera de mantener tu memoria fuerte es utilizarla de forma consciente a diario. Un poco de ejercicio al día es suficiente, y te sorprenderán los resultados.
Además, ciertos hábitos contribuyen a recuperar nuestra memoria, mejorarla y evitar su deterioro.
Participa en una buena conversación
Al participar en una conversación agradable con alguien, se saca más provecho del encuentro que una simple experiencia social satisfactoria.
Investigadores de la Universidad de Michigan estudiaron los diferentes estilos de comunicación para ver cuál es el efecto que tienen en el cerebro. Los resultados mostraron que el hablar de una manera negativa o de forma competitiva no produce ningún beneficio.
Sin embargo, cuando la conversación era afable y atractiva, se observó un aumento temporal en la función ejecutiva, un proceso cognitivo que incluye la memoria. Los hallazgos sugieren que cuando estás participando en una conversación significativa, te encuentras más apto para tratar de comprender la perspectiva de la otra persona e incluso inferir lo que va a decir a continuación, estimulando así el área de la mente ligada a la memoria.
Supera el estrés
¿Alguna vez has ido a la cocina y te has quedado allí, sin tener ni idea de por qué has ido? Es un problema de memoria común que surge de la tensión.
Cuando estás estresado, la hormona cortisol aumenta en el cerebro y reduce la visibilidad de memoria a corto plazo. ¿Cuál es la solución? Entrena tu cerebro a funcionar mejor, incluso si padeces estrés y ansiedad. La relajación muscular y ejercicios de respiración profunda pueden ayudar a calmarte, mantenerte centrado y con tu mente a pleno rendimiento.
Aprende otro idioma
Un estudio presentado en la Academia Americana de Neurología, en su reunión anual en abril de 2011, sugirió que cuantas más lenguas conozcas, mejor será tu memoria. Los investigadores estudiaron a 230 hombres y mujeres y encontraron que hay un «efecto protector sobre la memoria» en las personas que hablan dos o más idiomas, lo que disminuye el riesgo de desarrollar problemas de memoria más tarde en la vida. Además, el número de idiomas que se hablan se correlaciona directamente con su reducción en el riesgo.
De acuerdo con el estudio, «las personas que hablaban cuatro o más idiomas tenían cinco veces menos probabilidades de desarrollar problemas cognitivos en comparación con aquellos que sólo hablaba dos idiomas». Incluso aquellos «que hablaban tres idiomas eran tres veces menos propensos a tener problemas cognitivos en comparación con los bilingües». Afortunadamente, nunca es demasiado tarde para aprender un nuevo idioma.
Alimentación saludable y dieta mediterránea
La dieta mediterránea, rica en verduras, legumbres, aceite de oliva, pescado y consumo moderado de vino está asociada a un ritmo más lento de declive cognitivo en los adultos mayores. Por lo tanto, aprovechemos los privilegios de nuestra dieta y seamos “fans” de este tipo de cocina.
Asimismo, el consumo de alimentos con altos niveles de nitrato, como la remolacha, apio, repollo y espinacas, ayuda a aumentar el flujo sanguíneo, y pueden proteger a nuestra memoria, así como mantener la mente en forma a medida que envejecemos.
Trata la apnea obstructiva del sueño (AOS)
Este trastorno se caracteriza por períodos cortos de sueño en el que el paciente deja de respirar, causando que permanezca ligeramente despierto durante toda la noche. Puede provocar somnolencia durante el día, además de olvido. Sin embargo, el problema no es solo la falta de sueño.
Durante los periodos de “no respiración”, los pacientes con AOS no reciben oxígeno suficientemente, por lo que se produce afectación en el tejido neural del cerebro. Las áreas más afectadas: las dedicadas al razonamiento, la atención y la memoria.
Evalúa tu riesgo cardiovascular
Hay más en juego que sólo tu corazón cuando las condiciones como el colesterol alto y la hipertensión arterial ponen tu salud en riesgo cardiovascular, el cerebro también puede estar en peligro. Un estudio de 10 años presentado en la reunión anual en 2011 por la Academia Americana de Neurología mostró que los participantes con mayores niveles de riesgo para las enfermedades cardiovasculares son “más propensos a tener una menor función cognitiva y una tasa más rápida de declive cognitivo global en comparación con aquellos con el menor riesgo de enfermedades del corazón”. El estudio también encontró que “las mujeres experimentaron una disminución grave en la memoria con respecto a los hombres (7,1 % frente a un 2,8 %, cuando ambos sexos mostraron un riesgo 10 % mayor de enfermedad cardiovascular).